España es el único país de Europa que penaliza con un impuesto específico las instalaciones de placas fotovoltaicas, incluidas las instalaciones domésticas
Esto fue un escándalo cuando se impuso en 2013 y se amplió en 2015 con una nueva tasa que se aplica sobre la energía autoconsumida, ya el gobierno entiende el autoconsumidor se beneficia del respaldo del sistema aun cuando no consuma energía del mismo. Y sigue escandalizándonos desde marzo de este año cuando el gobierno–con los únicos votos del PP y Foro Asturias–ha vetado la eliminación del impuesto porque dejaría de recaudar 162 millones. Con lo cual el gran negocio del futuro–la energía renovable–sigue en manos de los grandes grupos de interés liderados–¿cómo no?–por las eléctricas. Pepito Pérez, si no tiene espacio ni dinero para montar una granja de gigantescos molinos de viento en su huerto, no puede subir al tren del futuro energético. Ese privilegio está reservada a los grandes.
La web especializada Energías-Renovables.com lo resume así:
El impuesto al sol es una tasa que el ministro de Industria, Energía y Turismo José Manuel Soria –y el que era entonces su secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal– se inventaron en octubre de 2015 para gravar los kilovatios hora que produzco en el tejado de mi casa, recorren el cableado de mi hogar y consumo en el frigorífico de mi cocina, es decir, kilovatios hora (kWh) que no llegan jamás a la red. El ministro Soria (y su secretario Nadal) justificaban su impuesto al grito de “señores autoconsumidores, no sean ustedes insolidarios con los demás consumidores de electricidad, no quieran ustedes ahorrarse los costes del sistema”.
El argumento que han empleado el señor Soria y sus sucesores es este: si cada kilovatio hora que un consumidor saca de la red lleva asociados unos impuestos que sirven para el mantenimiento del sistema todo y un autoconsumidor se ahorra unos kWh (que ya no tiene que sacar de la red porque los genera en casa), pues al final lo que el autoconsumidor se ahorra lo tendrán que pagar entre los demás consumidores; por eso establecemos el impuesto al Sol. El argumento, discutible en términos absolutos, acaba siendo kafkiano -acaba derivando hacia el más absoluto absurdo- si lo relativizamos, es decir, si lo comparamos.
La ironía es máxima teniendo en cuenta que España es el país europeo mejor dotado, con mucho, para aprovecharse de la energía solar. Resulta, sin embargo, que los países europeos que más invierten–y que más energía fotovoltaica generan–son Inglaterra y Alemania (¡con los recursos solares que les brindan sus ardientes climas!). El líder mundial en la producción fotovoltaica–como en tantas otras cosas–es actualmente China.
¿Hay esperanza para el futuro de lo fotovoltaico en España? Según un comunicado de Greenpeace de mayo de este año El Parlamento Europeo plantea ilegalizar el impuesto al sol e impulsar la transición energética en Europa. Mientras tanto nuestra única esperanza depende de un cambio de gobierno. Mientras que el PP gobierne en nuestro país el campo fotovoltaico va a seguir fuertemente inclinado hacía los intereses de las eléctricas que, hasta ahora, están apostando por la energía eólica.
Links:
Para un ver un buen resumen de la situación fotovoltaica en España sigue este link a un artículo publicado en El Confidencial hace un año: España tras el impuesto al sol: radiografía de un desastre fotovoltaico.
Para una visión crítica de la situación fotovoltaica en España ver el Blog del Proyecto Lemu.